viernes, 1 de diciembre de 2023

El balcón con rejas

 Ojalá tus palabras no tuvieran el peso que dejan sobre mi.

El dolor es parecido a un dedo infectado que se hunde en mis cicatrices.

Cómo si no tuviera importancia el dolor que produce.

En un momento sentí que no tenía más lágrimas, pero resurgió la tristeza nuevamente.

Resurgió el dolor y la desdicha.

Sentí que ya no quedaba más que vacío en mi ser.

Que las cosas que me completaban eran superficiales y no tan complejas.

Ahora la complejidad tomaba importancia, dejándome a la deriva del conocimiento.

Vos no entendías mi desentimiento y yo no entendía tu crueldad por el mismo suceso.

Quisiera realmente ya estar en el fondo.

Mas miro el balcón lleno de rejas y más atrapada me siento.

Si tan solo fuera una baranda ya estaría esparcida en el suelo.

Esparcida con la tranquilidad de que la tristeza se fue y que el sufrimiento no está más.

Si tan solo pasará por esa hendija que queda sobre los costados.

Si tan solo no me hubiera costado poner el límite que nos mereciamos.

Me siento ajena a mi cuerpo, a mi alma.

Quisiera que esté dolor no me pertenezca y a así suprimir las noches enteras de insomnio.

No me acuerdo de la última vez que llore tanto en soledad pero en compañía a la vez.

Estoy enroscada en un sillón que me hace doler la escoliosis con una almohada que no es almohada. Solo retazos de algodón metidos a los golpes.

Deseo profundo recostarme sobre las sábanas de algodón y no despertarme más.

Y si lo hago que sea en cualquier insecto para ser aplastado sin tener tanto tiempo de vida.

Las vidas largas me deprimen y yo no necesito más que un par de horas.



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